Cuando aceptas que eres diferente y cuando decides mostrar esa diferencia, debes prepararte para una serie de críticas y discriminaciones y “detalles de discriminación” (dependiendo el contexto donde te desenvuelves es en mayor o menor grado). Esto último es mi caso.
Soy una persona transexual, una mujer nacida en un cuerpo equivocado, el cual aunque he corregido hasta donde la ciencia y mi presupuesto ha permitido, ciertos rasgos no se pueden esfumar fácilmente. Muchas han podido desvanecer o atenuar esos detalles que te delatan, mas no en todos los casos es posible.
En mi situación lo compenso con mi seguridad y determinación, con mi desenvolvimiento social y una amplia sonrisa. En el ámbito transexual se utiliza mucho la palabra “pasable” para decir que tan indetectable es el que hayas nacido con un cuerpo que no corresponde a tu mente y sentir interno.
Para muchas se convierte en una guerra de envidias y desunión por determinar quien es más pasable que la otra, quien es más sexy, más bonita, la que tiene mejor cuerpo o más operaciones. En fin, en muchos casos la banalidad pasa a reinar en la vida de muchas trans.
Y no es malo querer mejorar la apariencia, si con ello te sientes mejor contigo misma, como dijera el personaje de la Agrado en la película de Pedro Almodóvar “Todo sobre mi madre”: Una es más autentica cuanto más se parece a lo que soñó de si misma.
Pero qué pasa cuando lo hacemos para que los demás nos admiren, o presumir y hacer menos a quienes no han podido invertir en costosas operaciones o tratamientos. Es ahí donde perdemos nuestro valor como personas y damos más valor a lo que corporalmente proyectamos.
En este punto nos encontramos con una discriminación dentro de un círculo que debería estar unido, pero el cual muchas veces no lo demuestra así. Claro, no es una situación dominante pero existe.
Y si a esto le sumamos la discriminación en otros círculos sociales, el escenario se pone peor.
Puedo decir que creo ser en cierta medida “pasable”, aunque es algo que en si no puede deprimirme o quitarme el sueño, pues cuando tengo que hablar abiertamente de que soy mujer transexual lo hago, sin embargo no pretendo tener como carta de presentación ante todos el manifestar mi transexualidad, sería como presentarme ante un grupo de alcohólicos anónimos y decir: Soy Verónika Alejandra y soy mujer transexual. Nadie da como carta de presentación su condición sexual o su preferencia sexual, son cosas privadas que hablamos solo con quienes tenemos un cierto grado de confianza o simpatía.
El que yo sea pasable en cierto grado me ahorra explicaciones en un gran número de veces, esa es la ventaja que le veo a la “pasibilidad”, aunque no debería ser este el motivo para que se nos tenga respeto, ya que las personas debemos ser respetadas, aun cuando no demos la imagen que la sociedad “determina”.
Muchos queriendo guardar un respeto saben preguntar omitiendo términos calificativos, como el decir ¿cómo debo llamarle? Esto en un tono amable. Sin embargo una gran mayoría se sienten con derecho a preguntarte, cuestionarte y discriminarte.
He recibido preguntas directas donde me han dicho a quema ropa ¿eres hombre? Lo cual es un abuso de confianza y una falta de respeto enorme para una persona de mi condición, pues aunque partes de mi cuerpo digan otra cosa, mi desenvolvimiento y mi rol social que expreso es el de una mujer.
O cuando llenamos una solicitud y la persona que nos hace las preguntas titubea y nos dice ¿sexo femenino?
También al ir a un baño público puede representar un problema, pues al hacerlo a veces ocurre que otra persona que esté ahí, te ve de pies a cabeza con una mirada interrogativa, preguntándose qué haces ahí, o puede que directamente te lo diga y te enfrente. Algo tonto que preguntar, pues que otra cosa podría hacer una persona en un baño, una necesidad fisiológica, simplemente eso. Por alguna razón extraña las demás mujeres al darse cuenta que hay una mujer transexual, se ponen en guardia como si la chica trans hubiera entrado con el propósito de verles o violarles, un pensamiento realmente estúpido
Y se podrían enumerar un sinfín de situaciones donde ocurren este tipo de detalles de discriminación, como cuando vas a un viaje turístico y al abajar del autobús el chofer le da la mano a todas las mujeres para ayudarles a bajar y a ti te la niega.
Ahora cuando estamos en una reunión social y un chico empieza a saludar al círculo donde estás, y mientras todas las chicas reciben un saludo de beso, a ti solo te tienden la mano o muchas veces se van de largo y te evaden. Los hombres evitan este tipo de saludo basado en sus prejuicios, pensando en que se van a burlar de él porque beso al “maricón”, o porque a lo mejor piensa el “puto” que quiero con “él” y no me lo quito de encima, o porque tiene o tuvo pene y es hombre. En si el estigma del estereotipo de que las mujeres transexuales solo queremos sexo se manifiesta ahí y un hombre nunca querrá que duden de su sexualidad.
La verdad este tipo de actos, actitudes o desaires si hieren gravemente, a veces nos hacemos una coraza enorme y nos mostramos fuertes, pero a nadie le gusta ser discriminado, sea por la razón que sea, ya sea por discapacidad, por la edad, por motivos raciales, por su status social. Enserio es algo muy triste y mientras que escribo estás líneas no puedo evitar dejar escapar algunas lagrimas.
Porque muchas veces quienes dicen aceptarte también realizan este tipo de actos, entonces como pueden decir que te aceptan si se comportan así
Hasta cuándo las personas dejarán de fijarse en lo tenemos entre las piernas para mirar a los ojos a la persona y verla como un ser humano que merece respeto, que tiene dignidad y merece ser tratado o tratada igual que todas las personas del genero que representa y sin desaires y exclusiones.
Aún hay mucho por lo que luchar, muchos detalles que subsanar, eliminar muchos prejuicios e ignorancia, mucha educación… Seguimos luchando, seguimos en la lucha
