Por:
Alejandra Inclán
Extraño
el encuentro que no tuvimos,
la
desnudez que no vimos,
la piel
que no vibró al tener cerca tu cuerpo y el mío.
Extraño
los besos perdidos en mi espalda,
bajando
de a poco hasta alcanzar mis ansias,
y tus
manos perdidas en las cercanías de mi vientre.
Extraño
los ósculos en mis pequeñas montañas,
necesitadas
de la humedad de tu lengua
para
sentir que vuelven a erupcionar,
junto con
el gemido que sigue preso en mi garganta.
Extraño
tu presencia en mi mueble,
tu
abrazo, tus intentos de quebrar mis inhibiciones...
lo que no
extraño es tu partida,
las
ilusiones confundidas,
tu figura
a lo lejos y yo paralizada,
con
miedo.
Te fuiste
y me quedé con esta nostalgia,
extrañando
lo que sigue en mi mente
como la
fantasía que no será,
no solo
porque tú no estarás,
sino
porque mi cuerpo sigue sin ser
el que yo
quería tener.