Por: Verónika Alejandra Inclán Cazarín
Voluntad, fuerza
ante la flaqueza, espíritu incorruptible, ideales sólidos, delirios por la
intangibilidad de los valores
¿Vale la pena?
¿Por qué no sucumbir al vicio, a la perversión, a la locura, al placer
desmedido, al hurto, al "pecado"?
Todo aquello que
se aprendió, que nos heredaron, la moral, los traumas, las culpas, las
preocupaciones... ¿Vale la pena seguirlos cargando? ¿No es más fácil tirarlo
todo y entregarse a la posible libertad de los deseos, los instintos, los
extremecimientos, los juegos... el sexo?
No hay
respuestas validas, cada quien vive su historia, y carga a cuestas el legado del
árbol genealógico ¿Qué debo conservar o qué debo desechar?
Con qué eligiré,
¿mente, corazón, instintos?
Eligiré, y con
la voluntad inquebrantable de mi espíritu defenderé lo que he elegido, porque
aunque para los demás sea lo "incorrecto", para mi será lo que he
escogido y mientras que en mi ser sea lo correcto no me importará lo que
piensen los demás...
Los infortunios
de la virtud o el vicio altamente recompensado... o el punto medio o la escala
en grises entre los dos, qué importa que elija yo, lo importante es que sepas
en tu interior, que eliges tú
Reflexión inspirada en los libros Justina (Los
infortunios de la virtud) y Julieta (El vicio altamente recompensado) del Marqués de Sade