Por: Verónika Alejandra Inclán Cazarín
Cicatrices.
Todos desde que nacemos empezamos nuestra vida con una cicatriz. Una herida
necesaria para extirpar aquello que fue el vínculo para alimentarnos en el vientre materno: el cordón umbilical. Solo
quedó nuestro ombligo, como recuerdo de aquellos meses que pasamos dentro de
nuestras madres. Si me dolió no lo recuerdo. A veces es preferible no recordar
ciertos hechos y acontecimientos, pero es difícil cuando hay marcas que nos
acompañan de por vida.
La
cicatriz que más me ha dolido y que aún hoy día sangra, fue el rompimiento con
mi anterior vida. No porque la añore, sino por las perdidas obtenidas. Los
reproches, las constantes explicaciones, los chantajes, las lagrimas, el deseo
de seguir teniendo el control. Con todo ello
tuve que cortar, hacerme inmune, no escuchar, saber y darme cuenta que
era mi felicidad, y que no la iba a volver a sacrificarla por el bien de los
demás. Es mi vida. Aceptar y abrazar de lo que tanto huí, no fue fácil. Así que
no permitiría que me pusieran más obstáculos.
Romper
los esquemas establecidos, luchar contra los convencionalismos, los
estereotipos, contra la discriminación, fue algo muy desgastante.
Morir
y reconstruirte no es fácil. Tomar el “puñal” y hacerte pedazos, matar la
tristeza acumulada y tomar lo esencial para ser tu misma, fue un trabajo de
años. Matarme lentamente no fue por saborear mi propio asesinato, como una
especie de suicida sádico que no tiene
respeto por su vida. Porque yo si tenía respeto por mi existencia, de manera
total; por ese respeto, es que realizaba ese acto que a ojos ajenos era brutal.
Pocos
pueden jactarse de decir que han tenido dos encarnaciones en una misma vida. Yo
las tengo. No morí completamente, mas quedaron cicatrices que aún se siguen
reparando, pero soy feliz con ellas, porque aprendí a vivir y a ser yo misma.
Ya
no estoy peleada con mi anterior existencia, es más, somos amigos. Amo y quiero
al chico que fui, aunque los demás no lo puedan entender, ni aquel pasado y ni esté
presente. No sé si me vean como lo que
soy. Que importa. Soy mujer. Pero si alguna cicatriz importante tengo que
designar y darle nombre, para que los demás intenten al menos entender, diré:
Soy mujer transexual. Si quieres saber más, tendrás que investigar.