lunes, 4 de marzo de 2019

También...


Por: Alejandra Inclán




«Soy normal. ¿Lo sabes?»

Me dijo con una preocupación de que lo entendiera, que me diera cuenta de que el paso que daba no iba más allá de un gesto de aceptación; que lo sentía importante, mas no al grado de sacrificar su estabilidad emocional y sus conceptos mentales que tanto le ataban y que no le dejaban entender que ese momento juntos, frente a frente, ese cruce de miradas y esa sonrisa, solo significaban para mí cuánto le agradecía el que hubiera olvidado esas “diferencias”, entregando lo más valioso: su tiempo.

Sin embargo, nada es perfecto. No todos saben interpretar las miradas. Él no supo. El miedo se apoderó de sus cualidades empáticas, nublando su intuición, cambiándola por temores y emitiendo con ello un rechazo, con unas palabras que lejos de querer declarar una “normalidad”, buscaron servir como un escudo a su hombría, aunque finalmente fueron espada, porque yo sangraba en medio de ese gran silencio que se hizo entre nosotros y que él rompió cuando reafirmó:

«¿Lo sabes? Soy normal…»

Y yo con los ojos secos por tantos llantos pasados, solo acerté a decirle con la resignación de quien se ha cansado de tratar de dar a entender siempre lo mismo, la verdad que los miedos no dejan entrever: 

«Yo también soy normal».